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División en las Filas — ¿Como Deben Manejar las Organizaciones de Liderazgo el Desacato de sus Miembros a las Reglas?

Si has estado prestando atención a la cerveza artesanal por cualquier motivo durante la última década, probablemente has sido testigo de un gran número de controversias que han tambaleado a la industria.

Algunas han sido causadas por incidentes de racismo (como la demanda de discriminación en contra de Founders Brewing Company), otras por acoso laboral y discriminación (como en Boulevard Brewing Company), mientras que otras más se han centrado en la elección de las compañías de desafiar las restricciones por la pandemia (como Mike Hess Brewing). Recientemente, las numerosas historias de violencia de género en la cerveza, compartidas en el Instagram de la gerente de producción de Notch Brewing, Brienne Allan, han causado una nueva manifestación en la industria.

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A pesar de su amplio espectro, estas crisis se han desplegado de manera relativamente lineal. Típicamente, una acusación es hecha de manera anónima, se genera presión, una disculpa de cuestionable honestidad y esfuerzos se hacen presentes, y un coro de voces llama a la Brewers Association para que haga algo al respecto. Es ahí donde generalmente termina. 

Pero como consecuencia de la iniciativa de Allan, un cambio abismal en términos de responsabilidad parece estar ocurriendo en directo, y tal vez por primera vez. Miembros de alto perfil de la comunidad global de la cerveza, que incluye a Søren Parker Wagner, propietario de Dry & Bitter Brewing Company en Dinamarca; Jean Broillet IV, propietario de Tired Hands Brewing Company en Ardmore, Pennsylvania; y Jacob McKean, co-fundador y CEO de Modern Times Beer en California, han sido removidos o han renunciado a sus cargos de liderazgo en luz de las acusaciones en sus contras. Empleados de Modern Times también anunciaron un congelamiento en la producción mientras colectivamente evalúan acciones para “construir espacios más seguros” para todos, y el staff de Tired Hands se ha disculpado públicamente, así como ha afirmado su intención de construir “una cultura segura e inclusiva que no solo haga a la cervecería un mejor lugar, sino también logre el principal fin de convertirse en mejores personas.”

Mientras tanto, un número de organizaciones, incluyendo a la Maine Brewers’ Guild, han anunciado nuevos estatutos que les permitirían remover miembros de cervecerías de sus plantillas, mientras que el Cicerone Certification Program compartió que había suspendido a un miembro acusado en espera de investigación por las acusaciones en su contra. La Master Brewers Association of the Americas está en proceso de formar una coalición con la American Society of Brewing Chemists, el Craft Beer HR Professionals Group, la Brewers Association, y la Pink Boots Society para “explorar como nuestras organizaciones pueden colaborar para proveer los recursos y apoyo que las empresas e individuos en el sector de la cerveza necesitan para crear y mantener una cultura de seguridad, inclusión y equidad.” Incluso la  Brewers Association (BA) se ha pronunciado para condenar los actos de “agresión, acoso, violencia, discriminación o inequidad” en un reciente post en su sitio web titulado “Un llamado a la acción de la comunidad,” que incluyó un descuento en su programa de entrenamiento contra el acoso sexual y plataforma de denuncias.

Pero el escepticismo abunda aún respecto a si tales organizaciones generarán acciones adicionales a las meras declaraciones de solidaridad, en función de lograr un cambio duradero. La BA, individualmente ha demostrado una repetida carencia de interés en comentar o frenar las conductas de miembros en el pasado, más que condenar pasivamente etiquetas ofensivas o nombres de cervezas al no leerlas públicamente en ceremonias de premiación. Si ese precedente es la referencia, esperar que la BA genere cambios significativos en respuesta a las acciones negativas de sus miembros se siente falto de perspectiva.

Esto deja a otras organizaciones locales, estatales o regionales la tarea de hacer responsables de sus comportamientos a sus miembros, y de castigar a los transgresores. Pero dejemos por un momento a un lado la pregunta de si estas organizaciones deberían responder por los pecados de sus miembros y comenzar por una más simple—¿están permitidas a hacerlo?

¿QUIÉN PUEDE HACER QUÉ?

La respuesta corta es: depende, especialmente del tipo de organización en cuestión.

“Una 501(c)(3) es una organización de caridad exenta de impuestos. Las asociaciones comerciales no son generalmente organizaciones 501(c)(3), sino organizaciones de tipo 501(c)(6). Esta es una distinción bastante importante,” explica Joshua Sutin, jefe del departamento de Beneficios Laborales en Chamberlain Hrdlicka, Un bufete especializado en impuestos. La Brewers Association es una 501(c)(6) una organización comercial sin fines de lucro, como la mayoría de las asociaciones de cerveceros estatales y regionales. Esta estructura permite a las organizaciones hacer lobby en nombre de sus miembros y de la industria en general, pero no les concede la misma estructura tributaria de una 501(c)(3) como la Pink Boots Society (PBS). Ninguna de estas estructuras tributarias tiene ninguna incidencia en si una organización decide implementar y hacer cumplir códigos de conducta obligatorios para sus miembros; en su lugar, dan una indicación del propósito principal de una organización.  

Las reglas para convertirse en miembros difieren de grupo a grupo. Por ejemplo, para convertirse en miembro de la organización centrada en el género femenino y no binario Pink Boots, debes aceptar cumplir su código de conducta, que delínea expectativas que varían desde muy específicas hasta algunas más vagas. Sus miembros acuerdan “tratar a todos los individuos con respeto,” pero también “respetar la ley,” “evitar solicitar u ofrecer la venta de bienes o servicios en eventos patrocinados por Pink Boots Society,” y “evitar conflictos de interés.” Los miembros que fracasen en adherirse a estos términos “pueden enfrentar acciones disciplinarias,” que incluyen la revocación o suspensión de la membresía en Pink Boots Society y posiciones voluntarias, o solicitarles abandonar un evento o actividad asociada sin derecho a reembolso de los importes pagados o viáticos, bajo la porción de “Responsabilidad” del código de conducta. 

Jen Jordan, presidenta de Pink Boots, cree que el rol de la organización debe permanecer primeramente en la educación, y luego en el cumplimiento—en todo caso.

“Como una asociación y sociedad sin fines de lucro, nuestro ámbito de acción está enfocado en nuestra misión de ‘asistir, inspirar y alentar a mujeres profesionales la industria de bebidas alcohólicas y fermentadas, a avanzar sus carreras a través de la educación,’” dice Jordan. “Por tanto, nuestra sociedad no puede servir como espacio para la acción o fomento oficial, ni proveer asesoramiento legal, terapia de crisis o comentario oficial en situaciones laborales de la industria.” Ella continúa diciendo que Pink Boots no se autopercibe como una organización comercial, debido al hecho que no existe la opción para que empresas o grupos se adhieran. “Pink Boots Society solo tiene membresías individuales, así que las miembros se representan a sí mismas como individuos, no a sus empresas o empleadores,” comenta.

El Código de Conducta de la BA hace eco de muchos de los mismos valores de PBS—propugnando presumiblemente requerimientos obvios como “obedecimiento de la ley,” “respeto a los individuos,” etcétera—pero carece notablemente de alguna mención de lo que pasaría a los miembros si fallan en adherirse a las reglas estipuladas.

En 2020, la BA introdujo un proceso de denuncia formal para que un comité de regimiento interno “asegure el cumplimiento de los estatutos de la BA,” así como “asegurar la responsabilidad de los directores,” y permitir a la organización investigar acusaciones de conductas problemáticas de miembros. Esto fue inmediatamente recibido con críticas basadas en las limitaciones dentro del proceso (solo miembros de división profesional pueden presentar denuncias formales, y cualquier instancia que haya tomado lugar anterior al 6 de Agosto de 2020 son inelegibles para investigación). En efecto, la BA está solicitando a sus miembros que “por favor sean amables” pero si no lo son, (o no lo fueron en el pasado), sus manos han sido atadas por ellos mismos.

LOS ROLES Y OBJETIVOS

Como una organización comercial bajo el código 501(c)6, la función principal de la California Craft Brewers es “monitorear actividad legislativa en la capital del estado y proveer una única y coherente voz que represente y proteja los intereses de todas las cervecerías de California,” de acuerdo al texto de su misión. Leia Bailey, la antigua directora de la CCBA quien estuvo en la organización durante cinco años, conversó con GBH mientras aún ocupaba la posición en la CCBA.

“Tenemos un rol muy diferente al de algunas de estas organizaciones que sirven a nuestra industria'', Bailey dijo en su momento. “La mayoría del tiempo, los consumidores realmente no saben que existimos y no estamos específicamente promoviendo ninguna cervecería. Puedes ser parte de nuestra organización, mientras cumplas con los criterios de nuestros estatutos, que tienen que ver principalmente con el tamaño.” En resumen, no importa mucho en realidad lo que una cervecería diga o haga: Siempre y cuando sean independientes, pueden pertenecer al club.

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Como la organización de cerveceros más antigua del país, así como la de mayor tamaño, la CCBA apoya a más de 1.100 cervecerías en toda California—más que cualquier otro estado en el país. Con miles de millones de dólares y miles de trabajos en juego, los recursos de la CCBA deben permanecer enfocados en legislación, lobby y promoción, comenta Bailey, y no en solucionar disputas entre miembros o supervisando la actividad de sus miembros, independientemente de lo problemática que sea. “Debemos proteger la reputación de nuestra organización y asegurar que mantenemos un asiento en la mesa, las relaciones y confianza junto a la línea directa de comunicación con estos líderes en la capital del estado,” dice Bailey. 

Pero en general, la credibilidad o reputación percibida de los miembros de una cervecería no tiene mucha influencia en su habilidad de participar o mantener un lugar en el directorio. “Pienso que hay muy pocos y angostos caminos en la que pueden legalmente hacer eso [revocar membresías] si una empresa reúne los requisitos de tu membresía. Estoy segura que existe una manera, pero pienso que hay preocupaciones legales en la manera de llevarlas a cabo si fuésemos capaces de hacerlo,” dice Bailey. Al momento de esta publicación, la CCBA no ha publicado una declaración respecto a algún cambio en la manera en la que aborda los comportamientos de sus miembros en luz de las repercusiones tras las historias de Allan.

Las asociaciones regionales se rigen bajo las reglas de una 501(c)(6), tal como la San Diego Brewers Guild, frecuentemente son abordadas con solicitudes (y ocasionalmente exigencias) de monitorear la actividad de sus miembros, algo que se ha incrementado durante la pandemia, gracias a las confusas y aparentemente arbitrarias reglas sobre como las empresas de hospitalidad deben operar. En una conversación con GBH en Febrero de 2021, la directora ejecutiva de la SDBG Paige McWey Acers dijo que a pesar de su opinión personal, en ese punto el rol de la asociación no se extendía a tomar acciones punitivas en contra de sus miembros. 

[Nota: Si bien la autora no es miembro de la San Diego Brewers Guild, es co-directora del subcomité de Diversidad, Equidad e Inclusión.

“Pienso que nuestra responsabilidad es proveer la más clara y concisa información, para que la gente no reciba mensajes confusos sobre lo que debe ser la implementación por parte de las agencias que tienen la autoridad de ejecutar, lo cual no tenemos'', dice Acers. “Nuestro rol como asociación comercial es proveer educación y recursos a nuestros miembros para que tomen las mejores decisiones posibles para sus empresas … Una vez que proveemos esas herramientas, recursos e información, ya que no somos una agencia de implementación, la responsabilidad debe terminar ahí.”

Para dar contexto, esa conversación tuvo mayor foco en la resistencia a los mandatos derivados de la pandemia, incluyendo regulaciones de seguridad y salud en espacios cerrados y requerimientos de tapabocas, más que sobre culturas laborales tóxicas o agresiones. Cuando se le consultó en esa misma conversación si la asociación consideraría crear un código de conducta que delimite requerimientos de membresía más allá de una estructura de propiedad independiente y estar localizada en San Diego, Acers hizo una pausa. “No ha sido discutido a nivel de directorio, pero me atrevo a decir que probablemente no suceda'', comentó. 

No obstante desde entonces, debido a los numerosos alegatos en contra de miembros de la comunidad cervecera de San Diego en el Instagram de Allan—que incluyen aquellos en contra de Modern Times, Thorn Brewing Co., y otros—la directiva de la asociación publicó una declaración de solidaridad con las víctimas, así como planes de implementar un código de conducta, proveer entrenamiento contra el acoso sexual y el lanzamiento de un programa anual de entrenamiento para sus miembros.

Puede sentirse desalentador darse cuenta que el cambio frecuentemente llega después que la tragedia nos ha obligado a enfrentar la duradera y generalizada hostilidad hacia las personas marginadas. Pero las difíciles discusiones y súplicas de intervención por parte de las organizaciones no comenzaron con las revelaciones de Allan. La industria las vió luego de la demanda contra Founders. La comunidad las escuchó luego de las acusaciones a Boulevard. Ha sucedido antes, y sucederá de nuevo. Queda por verse que tan útiles y duraderos serán estos cambios. 

Discusiones sobre comportamientos inadecuados y la falta de implementación por parte de las asociaciones comerciales abundaron durante el COVID-19, algo que Bailey vió de primera mano. “Estas pequeñas empresas tienen dificultades financieras y económicas, y están tratando de descifrar cuál es la ruta a seguir para ellos'', dice. “Pienso que esa presión también los conduce a buscar liderazgo e inspiración en la industria, así que acudir a tu asociación comercial es probablemente el resultado natural de ello. Pero la misión y nuestro rol debe ser el mismo … Todo el mundo está acudiendo a agentes externos en busca de apoyo.” 

AMISTADES FRACTURADAS 

A pesar de la predilección de la cerveza artesanal por pregonar su “comunidad”, muchas de las divisiones dentro de la industria existían antes del COVID-19, o de la lluvia de historias compartidas por Allan. Algunos puristas miran con desdén a las cervecerías que fabrican hard seltzer, mientras que otros se niegan a patrocinar establecimientos que promueven movimientos o grupos que no son de su agrado. A través de la pandemia, las directivas confusas, poco claras y en evolución por parte de las autoridades forzaron a muchas empresas cerveceras y de hospitalidad al borde, con impresionantes caídas en las ventas virtualmente en todo lugar. Algunas cervecerías re-abrieron antes que fuese legal debido a la desesperación; otras en claro desafío, lo hicieron sosteniendo su derecho inalienable de conducir sus negocios de la manera que les parecía, independientemente de las circunstancias globales de salud. 

La San Diego Brewers Guild se ha mantenido en comunicación con sus miembros a través de la pandemia en un intento de optimizar las restricciones y reglas más recientes. El 9 de Diciembre de 2020, Acers envió un email titulado “Riesgos de Desafiar Las Órdenes de Salud” a las casi 200 cervecerías y miembros afiliados, notando específicamente que la asociación ha tomado consciencia de los desafíos de algunos negocios a las órdenes de salud locales y estatales. En el correo detalló las multas asociadas a las notificaciones de cese y desista por parte del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS por sus siglas en inglés), lo que costaría una clausura, la posibilidad de prisión, y revocación de licencias de licores. También señaló que la HHS recibía entre 3.000 y 4.000 quejas mensuales, y comenzó a enlistar de manera pública las empresas a las que se le había enviado cese y desista, y avisos de clausura por el no cumplimiento de las órdenes de salud del condado.

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Muchas cervecerías acataron las restricciones locales y estatales, a pesar del golpe financiero a sus negocios. Pero otros no lo hicieron, abriendo sus puertas a escondidas o de manera abiertamente pública, como el caso de Mike Hess Brewing. En Enero, Hess publicó en Facebook que todas sus locaciones reabrirían para consumo in situ, a pesar de las ordenanzas que requerían ventas solo para llevar, con prohibición de consumo en el lugar. Uno de los tasting rooms de la cervecería—en el corazón de North Park, uno de los barrios cerveceros más saturados de San Diego—se posa a unas cuadras de otros tasting rooms, incluyendo uno operado por otro miembro de la asociación Eppig Brewing. (Mike Hess no respondió a la solicitud de comentario por parte de Good Beer Hunting.)

Un antiguo empleado de Eppig, quien trabajó en la locación de North Park durante este intervalo de tiempo (y que accedió a conversar conmigo bajo la condición de mantener el anonimato), describe un sentimiento de traición por parte de alguien que consideraba parte de su comunidad. “Es difícil ayudar a la gente, mientras estamos vendiendo solo para llevar, cuando alguien a unos metros de distancia está abierto … Definitivamente afectó mi balance final. Estoy perdiendo propinas debido a que el consumidor se excusa en el argumento, ‘Bueno, tal y cual no está haciendo eso, así que simplemente iré ahí.’” Continúa diciendo que si bien siente empatía por todas las personas que se han colocado en una posición complicada sin mucha (o ninguna) ayuda del gobierno, perder dinero simplemente no se compara a perder vidas. Y mientras algunos negocios comenzaron a operar de manera encubierta en un último intento por mantener sus puertas abiertas, “Son aquellos más francos respecto a su desacato a las órdenes los que hacen sentir que el resto de nosotros nos estamos defecando en el plato de donde todos debemos alimentarnos,” dice. “Es egoísta [y] se siente, al menos para mi, como que nunca les importó en primer lugar.”

De acuerdo a Acers, esa grieta en la comunidad se agravó por las circunstancias únicas que la pandemia exacerbó.

“Pienso que en la historia de la comunidad cervecera de San Diego, la gente nunca ha estado tan aislada'', apuntó. Sin las oportunidades presenciales de conectar y cultivar camaradería, la gente ha sido conducida a un modo de supervivencia con opciones extremadamente limitadas de prosperar. “La parte más difícil, respecto a esta rebeldía específicamente, no tenemos absolutamente ninguna manera de saber como las relaciones en la industria han sido dañadas,” dijo. “Estando atrapados en casa detrás de una pantalla de computadora, la gente considera que tiene una voz mayor cuando no tiene interacción humana … Pienso que esa carencia de conexión personal ha incentivado a algunas personas a tener la habilidad de denunciar a otros.”

Ella se mantiene categórica respecto a que realizar esfuerzos en pro de la empatía es la única manera en la que la comunidad tiene oportunidad de mantenerse intacta. 

“Es la primera vez en nuestra historia como industria, que hemos tenido estos tiempos difíciles tan marcados, en el que las personas se ven forzadas a tomar decisiones que nunca tomaron antes, y nunca pensaron que tomarían,” dice. “No hay manera que ninguno de ellos se haya preparado para lo que están experimentando.” El antiguo empleado de Eppig concuerda—pero piensa que mucho de la lucha recae sólo a los pies de un liderazgo fallido. “Desearía que hubiese más apoyo desde arriba. Si la gente implementara más reglas y pagara a las empresas por permanecer cerradas, siendo honestos, menos gente moriría.” Luego de las historias de Allan, tal vez menos personas vivirían con miedo también.

DEPENDE DE NOSOTROS

De tal manera, la mala noticia es que, es altamente improbable que tantas organizaciones tengan la habilidad, o incluso el deseo de abordar las instancias de conductas perjudiciales o de incumplimiento de reglas por parte de sus miembros. Como consecuencia de ese vacío, eso deja a los individuos con la responsabilidad de generar cambios a través del activismo y discurso público. “Los consumidores son quienes, considero, más responsables de exigir a las empresas que rindan cuentas'', comentó Acers. “Tienen mucho más poder del que piensan que tienen. Ven a una organización que representa, promueve o mercadea una industria específica como con más autoridad, pero considero que la autoridad y poder está en las manos del consumidor.”

Trasladar la carga de responsabilidad a los individuos es una venta difícil, especialmente después de años de elevada polarización política y la mayoría de las personas golpeando  un “muro por la pandemia” descrito por la escritora Maya Kosoff como “fracaso gubernamental disfrazado de fatiga personal … El muro de la pandemia hace que el peso caiga sobre ti en lugar de compartir la carga con las instituciones que razonablemente esperamos nos colaboren en tiempos de crisis.”

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El reconocimiento de esa fatiga no está perdido en aquellos quienes dirigen tales organizaciones. “Los consumidores están eligiendo ahora mismo, y eso es extenuante'', dice Bailey. “Está agotando a nuestra comunidad.” 

Más sin rendición de cuentas, ¿que comunidad puede siquiera existir? Cuentas de denuncia como la de Allan y redes de susurros han servido como resistencia al mal comportamiento durante años, permitiendo a los consumidores estar conscientes de las acusaciones e historias de las víctimas—si tienen el tiempo, energía, deseo y habilidad de encontrar esas historias. “Pienso que ahora más que nunca, el consumidor reacciona y el consumidor vota con su dinero, y con la existencia de las redes sociales no puedes hacer nada a escondidas, ¿no es así?. Las personas sabrán si estás siendo un mal actor en tu industria y en otro nivel, y se te va a exigir que hables sobre ello,” comenta Bailey. “Pienso que es un sistema saludable en funcionamiento.”

“Las personas son definitivamente más conscientes cuando gastan su dinero en algún lugar,” dice Acers. “El consumidor entiende el poder de su dinero como nunca antes.” 

Este enfoque ascendente de responsabilidad, forza a los individuos a tomar decisiones de valor sobre lo que apoyan, hacia dónde va su dinero, y en que tipo de comunidad participan. Sin la constante guía desde arriba, esa situación coloca mucha presión sobre sobre la gente a preocuparse profundamente por problemas que tal vez no eran de tanta importancia antes de la pandemia. Y el vacío dejado por el liderazgo organizacional, al explicar quién debe hacerse responsable por las malas conductas individuales, sigue siendo borroso. 

Es probable que muchas personas, ya sea por su apatía o fatiga sobre la justicia social, dejen de considerar importante la equidad general de la industria en un mes o dos. Pero con suerte, y solo tal vez, el coro que exige rendición de cuentas sobrepasará el silencio que ha perseguido a la cerveza artesanal durante tanto tiempo.

Textos, Beth DemmonIllustraciones, Colette Holston Language