Good Beer Hunting

Critical Drinking

El Llamado Viene Desde Adentro — La Crisis Existencial Autoinfligida de la Cerveza Artesanal

“La gente buena toma buena cerveza.”

Si pasas suficiente tiempo en los círculos de la cerveza artesanal, con toda certeza escucharás este adagio, copiado de Hunter S. Thompson y readaptado como un eslogan de la industria. (Como ha expuesto recientemente el escritor Dave Infante, también podrías escuchar que la cerveza está “99% libre de imbéciles”). Con esto, ambos parecen sugerir que es una industria llena de gente educada, haciendo lo que aman y haciendo a la cerveza—y tal vez al mundo—mejor. ¿Qué es lo que no puede gustar de eso?.

El sentimiento de autofelicitación que estos lemas expresan, se ha generalizado en la cerveza artesanal durante décadas, junto a la autopercepción de la industria como un desaventajado moralmente íntegro. Muchos trazan el paralelo entre David y Goliat y los progenitores de la cerveza artesanal: En las décadas de 1970 y 1980 el mercado cervecero americano estaba dominado por cervecerías multinacionales, y el pequeño grupo de cerveceros que imaginaban una alternativa a la cerveza unidimensional producida en masa, eran literalmente una gota en el océano. Y sin embargo esos deshilvanados proyectos emergentes tuvieron éxito en dar batalla, en imaginar un futuro mejor para la cerveza, y en cambiar la manera en que bebemos, para mejor.

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Esas historias, ahora parábolas por sí mismas, aún se cuentan con fervor algunas décadas después. Palabras como “independencia,” “artesanal,” y bueno, “craft”, alimentan el mito de la industria. La imagen del osado joven cervecero casero fabricando en un garaje está tan presente hoy como hace 40 años. Como cita la historia, David aún hace girar su su honda, tirando latas de Pale Ale lupulada, fabricada localmente, independiente y de lote pequeño, en dirección a un desalmado Goliat multinacional.

Pero después de todo este tiempo, la continuada dependencia de la cerveza artesanal de esas antiguas narrativas, no es más un llamado a las armas; es un signo de advertencia. Debajo de todo ese mito, hay una industria en medio de una crisis existencial, luchando contra el estancamiento y enfrentando un futuro incierto.

A LA MIERDA LA CERVEZA MACRO

Desde que comencé a trabajar en la industria en 2015, la idea de que la “cerveza macro” era el enemigo, prevalecía. Los foros de cerveza censuraban discusiones sobre cervezas disponibles en supermercados; cervecerías que se habían “vendido” a Heineken, Anheuser-Busch InBev, Kirin, o cualquier otra “cervecería macro” se convirtió en tabú; y yo, como muchos de mis colegas, evitabamos vehementemente tomar algo que no fuese cerveza “artesanal”. La idea de una operativa turbia y oscura de la cerveza corporativa acechando en cada esquina, desesperada por recuperar la porción de mercado robada por la cerveza independiente, permeó los espacios que habitaba. “¡A la mierda la cerveza macro!” era el mensaje, y nosotros éramos los evangelistas.

Pero ¿Cuál es el desafío más serio—el conglomerado de multinacionales conocidas colectivamente como “cerveza macro,” o los defectos de la misma cerveza artesanal? “Si me hubieses preguntado esto cinco años atrás, te hubiese respondido ‘la cerveza macro’ sin dudar,” comenta Ren Navarro de Beer. Diversity. “¿Pero ahora? Pienso que es la cerveza artesanal en sí misma. Se está convirtiendo en una serpiente que comienza a engullir su propia cola.”

Ciertamente, la cerveza corporativa plantea una amenaza para el sector de la cerveza artesanal. Adquisiciones de cervecerías amenazan las cotizaciones, contribuyen a la competencia por llevar los precios hacia abajo  y desvirtúa la propuesta de valor de la cerveza artesanal. Con el ansia de no perder más cuota de mercado a manos de la incómoda cerveza artesanal, las multinacionales usan un número de herramientas para relegar a las cervecerías independientes y pequeñas, mientras ofrecen un conjunto de sabores y valores similares—solo que aún precio menor. Para el consumidor ingenuo, la oferta de 250 mil pintas gratis de Camden Town Brewery en Londres, propiedad de AB InBev, parece como producto de la generosidad de espíritu, en lugar de un ejercicio de inundar el mercado y recortar la competencia independiente. No es difícil encontrar ejemplos de tales compañías comportándose de manera cuestionable.

Pero en este punto de la evolución de la cerveza artesanal, culpar a la cerveza macro por todos sus problemas se siente como un acto de negligencia. A pesar de las fervientes promesas de actuar y ser mejor, la industria parece atrapada en un patrón de repetición de sus errores, desde conductas excluyentes y pobres estándares laborales hasta problemas de control de calidad e incluso categóricas prácticas peligrosas. En respuesta, se tienen las mismas conversaciones, se hacen las mismas promesas, mientras que un cambio real sigue siendo elusivo. La cerveza artesanal ya no puede permitirse tanta complacencia: Mientras que las ventas se reducen, a medida que fracasa en mantenerse a la altura de sus historias fundacionales—o venderse a un mercado nuevo o de manera más importante incluso, más diverso—queda claro que será necesario un cambio radical y ambicioso para devolver a la industria su fase de crecimiento, y mayor relevancia.

UN JUEGO DE NÚMEROS

El discurso de la cerveza artesanal al consumidor ha sido durante mucho tiempo que es un producto mejor porque no es producido en masa. Está fabricada no por una corporación sin rostro sino por alguien con una historia. Su posición es que debes interesarte por esa persona y sus motivaciones; que comprender su proceso influirá en tu disfrute. Es una industria que va en busca de las muchas tradiciones de la cerveza, pero que ofrece algo nuevo y emocionante. Vale la pena pagar más por esta cerveza debido a la virtud de su estatus artesanal, en otras palabras.

El hecho es que la cerveza artesanal sigue siendo un emprendimiento costoso. Como en cualquier industria, las empresas más pequeñas no pueden competir con las más grandes en precios. En la cerveza, las cervecerías independientes que se acercan—como Sierra Nevada Brewing Co., Boston Beer Co., y BrewDog—dependen de economías de escala, enorme rotación de producto y presencia en los minoristas masivos. Aún así, no se acercan a los precios de venta de Budweiser o Miller Lite por ejemplo. Con o sin contratos favorables, el lúpulo continúa siendo una materia prima extremadamente costosa (mucho más si deseas obtener las variedades más codiciadas), y las maltas especiales e ingredientes como fruta de alta calidad son una adición a los costos. 

No obstante, la cerveza artesanal nunca pretendió competir en precios. En su lugar, la reputación del sector en calidad y creatividad ha sido usada para justificar sus más elevados precios de venta a los consumidores. La clave es convencer a nuevos consumidores que su experiencia va a ser lo suficientemente buena para ameritar esos dólares extra—un problema que se está haciendo más agudo en la industria.

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Las ventas de cerveza artesanal, volúmenes de producción y cuotas de mercado han caído en Estados Unidos. La producción disminuyó un 9% el año pasado, exacerbado por la pandemia, y su cuota de mercado ha caído hasta 12.3% desde un 13.6% en 2020, de acuerdo al informe anual de producción de la Brewers Association. Estas últimas cifras son la continuación de muchos años de desaceleración en las ventas. A medida que el poder adquisitivo de muchos consumidores se mantiene ajustado en este punto de la pandemia, y las fechas de reapertura de los locales de hospitalidad permanecen inciertas, la cerveza artesanal necesita apelar con urgencia—a audiencias más amplias, comunidades y culturas, de las que históricamente ha alcanzado—a que el placer que ofrece es meritorio de un precio mayor. 

El costo es sólo una parte de las dificultades generales de la industria respecto a la accesibilidad. Si bien las tiendas especializadas y minoristas han ofrecido su apoyo y soporte a las cervecerías independientes, también atienden a un subconjunto más reducido de consumidores. El poco trabajo de convertir potenciales clientes toma lugar en terreno neutral para los no iniciados. Depender de tiendas nicho o bares como evangelistas de la industria significa tener dificultades para llegar a aquellos que no están familiarizados con tales espacios. Puesto de este modo: Si estás tratando de convencerme que el ciclismo de montaña es para mí, y esperas que vaya a una tienda de bicicletas para convencerme, probablemente nunca suceda. ¿Cómo entonces, puede la cerveza artesanal perseguir activamente nuevos caminos, y llegar a nuevas demografías?

“Es una jugada difícil pero no imposible'', explica Josie Becker, cervecera en Common Space Brewery en Los Angeles. “Tratar de competir en precios contra las cervezas macro al empacar y enviar al mercado es prácticamente imposible, y es ahí donde realmente tenemos la oportunidad de alcanzar a personas que no son normalmente el consumidor habitual de cerveza artesanal. Pero haces lo mejor que puedes, llevar la cerveza a tiendas locales de licores y bodegas es un buen comienzo, incluso si aún va a ser a un precio de producto premium.”

Para Anthony y Helena Adedipe, co-fundadores de la cervecería británica Eko Brewery—que fabrica cervezas “inspiradas en la tradición africana” y las comercializa en una serie de puntos de venta fuera de los canales especialistas de venta—este enfoque ha demostrado ser exitoso. “Nuestra experiencia fuera de la burbuja de la cerveza artesanal ha sido relativamente positiva'', dice Helena. “Hemos encontrado que una vez que los consumidores prueban nuestras cervezas y descubren sobre los ingredientes y procesos que conducen a un precio premium, están felices de comprarlas.”

[Declaración: La autora dirige el Queer Brewing Project, que, junto a varias empresas cerveceras, incluyendo Eko Brewery, se ha asociado recientemente con Cloudwater Brew Co. en la producción de un four-pack de IPA de edición limitada.]

“La cerveza artesanal nunca ha sido capaz de competir en precio; siempre ha sido una propuesta de valor,” dice Michael Graham, co-fundador de of Austin Beerworks. “Necesitamos convencer a la gente que la relación de costo-disfrute es un mejor negocio que cualquier otra cosa en los estantes. Para aquellos en busca de la bebida alcohólica más barata posible, la cerveza artesanal probablemente nunca será la respuesta.”

NADA QUE TEMER SINO A LA CERVEZA MISMA

Trabajas realmente por esa propuesta de valor, la cerveza debe ser buena. Frecuentemente ese no es uno de los problemas más incisivos de la industria.

“Gran parte del discurso que la cerveza ofrece al público es en oposición a la cerveza macro,” dice Becker. “Si debes definir tu producto por lo que no es, entonces no tienes un producto. La cerveza local no sabe mejor si la cerveza no es buena. No hay nada de artesanal en una cerveza que es inconsistente, y en ocasiones intomable.”

La cerveza artesanal nació del mundo ad hoc del homebrewing, e incluso hoy replica muchos de sus estándares informales. Muchas cervecerías fracasan en priorizar los procesos de aseguramiento de la calidad, pruebas de laboratorio, entrenamiento sensorial, y otras prácticas educativas para su equipo de trabajo. “Hay demasiada mala cerveza ahí afuera. Ese es el problema de la cerveza artesanal,” continúa Becker. “Hasta que existan mejores estándares en la industria, ¿por qué un consumidor promedio pagaría un precio premium por un 4-pack?” 

Las fallas pueden sucederle a cualquiera—por ejemplo, la oxidación como resultado de un mal sellado en la tapa de una lata—pero la mayoría son bastante prevenibles. Lo que es completamente evitable sin embargo, es empacar y comercializar deliberadamente cervezas que presentan un riesgo de lesiones corporales.

Las llamadas latas bomba son un fenómeno creciente en la industria: El incremento en cervezas con grandes dosis de fruta, como las “Slushie” y “Smoothie” IPAs y Sours, combinado con control de calidad insuficiente, significa que se exhorte en ocasiones a los consumidores a desechar por sí mismos latas con fermentación activa y potencialmente explosivas (o que se les culpe por no almacenarlas en frío cuando explotan), ya que la levadura aún presente en la cerveza continúa fermentando los azúcares de la fruta luego de ser envasada. El mejor de los escenarios es una cocina que luce como una escena del crimen. El peor de los escenarios es una lesión severa.

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Increíblemente, los consumidores de cerveza artesanal parecen estar divididos sobre el tema de las latas explosivas, entre aquellos que piensan que es un riesgo razonable el ser cargado a hombro en función de disfrutar el producto en cuestión, y aquellos que piensan que es una locura que las cervecerías saquen al mercado granadas de mano en forma de lata y se desentiendan de cualquier responsabilidad. ¿Quién no estaría de acuerdo en recibir una esquirla de aluminio en el ojo a cambio de un puré de fruta con 6% de alcohol?

Las latas bombas son un extremo, pero la cerveza artesanal se siente, bueno, más absurda que nunca antes. Las copas ya no están de moda, los candelabros, envases novedosos y —quizás no una sorpresa—vasos en forma de pene si lo están. La cerveza líquida ya no tiene onda; en su lugar la viscosaslime beer” es el último grito. Tus cuatro ingredientes—agua, malta, lúpulo y levadura—ya no son suficientes. Si una cerveza no es espesa con trozos de galleta, fruta o conos de waffle, los consumidores no tienen interés.

Desde luego, estas tendencias no están en realidad apoderándose de la industria, y las cervecerías que se inclinan fuertemente hacia ellas son una minoría. Pero es una minoría vocal que tiene un impacto real en la óptica de la cerveza artesanal—particularmente en las redes sociales—y una minoría que hace poco por disipar los estereotipos negativos sobre la industria. Adelante, ¡la cerveza es espesa!.

“El hecho que mucho del marketing gire alrededor de los IBUs y lanzar cosas estúpidas al mash hace a la cerveza lucir como un proyecto paralelo poco profesional por parte de un montón de tipos que recibieron financiamiento de un fondo fiduciario,” dice Becker. “Pero la cerveza artesanal ha decidido que estas son cosas que debe hacer para sobrevivir. Cosas como latas explosivas, cervezas sub-atenuadas, y cervezas que son un poco más que un jugo Kern’s con algo de alcohol de trasfondo, no comunican ‘arte.’”

La creatividad y tradición siempre coexistirán, si bien con algunos tropiezos en algún momento, y hay casos válidos en ambos lados. ¿Son estas cervezas artilugios desmoralizadores o genuinamente ejemplos de expansión de los límites? ¿Socavan la honestidad de una industria intentando atraer nuevos consumidores, u ofrecen a nuevos consumidores algo nuevo y emocionante? ¿La estima por los estilos tradicionales influyen en la longevidad de la industria, o la fetichización de la tradición apacigua a la creatividad? ¿Es la creación de cervezas cada vez más barrocas sólo otra forma de destacar en un mercado saturado?

“A la cerveza artesanal le encanta pregonar que hoy existen más cervecerías en Estados Unidos que antes de la prohibición, pero no estoy segura que eso sea algo bueno'', comenta Becker. “¿Por qué necesitamos tantas cervecerías? Estamos peleando por una porción tan pequeña del mercado, en lugar de invertir en crecimiento y calidad.”

EL ROSTRO DIGITAL DE LA CERVEZA ARTESANAL

Si lo que hay dentro de la (en ocasiones explosiva) lata es un problema, también lo es el exterior. “Tengo muchas preocupaciones respecto a latas explosivas y plagios de propiedad intelectual, y ambos parecen ser cada vez más comunes—e incluso defendidos—por algunos miembros de la comunidad artesanal,” dice Graham. “En primer lugar, ambos son perezosos. Eso me molesta principalmente a nivel personal debido a todo el tiempo, dinero y esfuerzo que hemos invertido en control de calidad y branding. Pero es en última instancia una decisión de los consumidores preocuparse o no por esas cosas.”  

El plagio de propiedad intelectual que continúa sucediendo en la cerveza artesanal sugiere que al consumidor no le importa. Cervezas cuyas etiquetas son un robo de marcas bien conocidas y figuras de la cultura popular son populares en las redes sociales, y se venden bien. Este flagrante menosprecio por la ley de propiedad intelectual es rutinariamente condenado por una serie de profesionales en las redes sociales, pero parecen ser superados por el número de cervecerías dispuestas a hacer referencias a Ben & Jerry’s, In-N-Out, u OnlyFans

Inusualmente hay consecuencias por tales conductas. La marca imitada o empresa matriz podría enviar una carta de cese y desista con poco o ningún impacto, debido a que la cerveza en falta es casi siempre una de emisión única. Para aquellos despreocupados por las restricciones en etiquetado o la ética del branding en la cerveza, es solo un poco de diversión.

“Mi preocupación principal es como esos casos afectarán la regulación de nuestra industria'', dice Graham. “Me preocupa que el plagio de propiedad intelectual conlleve a leyes más estrictas de etiquetado y que las latas explosivas conduzcan a más inspecciones y supervisión en las cervecerías. Quizás eso sea al final algo positivo si protege a los consumidores, pero preferiría que las cervecerías lo hicieran por sí mismas.”

Ya sea que los organismos  reguladores se involucren o no, tales bufonadas no están ayudando a la industria a cultivar una reputación más seria. Fuera de la burbuja, la cerveza artesanal sigue siendo el blanco de burlas, visto como la esfera de los tipos blancos barbudos en sus treintas que han reemplazado su personalidad por miles de registros de Untappd. Para muchos, la cerveza artesanal simplemente no es “cool”. En algunos casos extremos (y como se ha visto en muchos desalentadores pero grandes memes) la IPA es un sinónimo de la masculinidad tóxica. ¿Puede realmente la cerveza artesanal apoyarse en su estatus de desaventajado cuando la publicitada Hazy IPA se ha convertido en “la cerveza oficial de Wall Street”?

El fervor mostrado en internet del hombre blanco promedio aficionado a la cerveza artesanal, cuya pedantería sobre las variedades de lúpulo solo se compara con su tendencia a hacer filas durante horas bajo cualquier clima para comprar 4-packs de cerveza, ha hecho a la audiencia mas grande de la industria caer en el ridículo. No contribuye que cualquier broma sobre la unidimensionalidad de sabor en las IPAs o que sean exclusivas para el tipo sabihondo, se combatan con lamentos sobre lo interesante y llena de sabor que realmente es una IPA. 

En lugar de ir al lugar donde se encuentran los escépticos, muchos consumidores de cerveza artesanal son culpables de alimentar un evangelismo obstinado. Los torpes intentos de “convertir” a consumidores de Bud Light o ridiculizar a consumidores de hard seltzer tienen la probabilidad de alejar aún más a gente del sector. El tribalismo y elitismo que ha llegado a caracterizar a la cerveza artesanal en las redes sociales—el hecho que su avatar sea comúnmente representado por un vigilante y geek tipo blanco—no le hace ningún favor a la industria.

DIVERSIDAD Y REPRESENTACIÓN

Los memes aciertan sobre algo: La cerveza artesanal está incuestionablemente dominada por hombres blancos heterosexuales cisgenero. De acuerdo a datos de 2018 de la Brewers Association, 85.5% de los consumidores de cerveza eran blancos, y 68.5% eran de sexo masculino. La industria ha sido vista por mucho tiempo como un lugar poco amigable para trabajadores y consumidores de color, y cuestionamientos recientes han proliferado sobre a quien incluye realmente la “comunidad” de la cerveza. Mientras tanto, la supresión queer y la escasez de recolección de datos (debido a la autorización legal en Estados Unidos a despedir empleados por ser queer o trans hasta el año pasado) significa que no conocemos las cifras de los profesionales LGBTQ en la industria, aunque la sólida encuesta de 400 personas de mi colega Holly Reagan demostró que 94% de los contestantes son cisggenero y 65% son heterosexuales.

Esta falta de amplia representación significa que muchos consumidores no-blancos y no-masculinos no ven un lugar para sí en la industria. “En general, no pienso que la cerveza artesanal haya hecho lo suficiente para remover su imagen como el bastión de los hermanos blancos barbudos,” dice Becker. “Incluso en sus niveles más altos, la cerveza artesanal posee marcas como Arrogant Bastard, que claramente afirman, ‘Esto probablemente no es para ti.’”

Tal homogeneidad es más que solo una frase pegajosa en una broma sobre la cultura del hombre blanco—puede albergar un entorno hostil para aquellos que no se ven reflejados en esos estereotipos, que a su vez se traduce en falta de crecimiento para la industria. ¿Como podemos esperar la evolución de un sector si sólo comunicamos a una audiencia limitada? 

“Creo que mucho de eso surge del cliché de la cerveza, ‘fabricamos lo que nos gusta tomar,’” dice Graham. “Esa mentalidad se extiende hacia todo: ‘Distribuimos a los bares donde nos gusta tomar.’  ‘Creamos publicidades que nos hacen reir.’ ‘Contratamos personas con las que nos gusta relacionarnos.’ Si sólo te concentras en ser atractivo para gente igual que tu, puede tener la consecuencia de excluir a el resto, sea de manera intencional o no.”

Distribuir a bares en los que a “nosotros” nos gusta tomar agrava los problemas de exclusión. Pocas cervecerías o distribuidores parecen ávidos por ver más allá de las rutas ya existentes al mercado, a pesar de alternativas con fuertes oportunidades de crecimiento—mercados enteros con gran potencial yacen vírgenes.

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“Lo que digo es que, al menos aquí en California, la cerveza artesanal ama los barrios de las minorías, porque los alquileres son baratos'', dice Becker. “Simplemente no trabajan mucho en asegurarse que están vendiendo a su comunidad local.” Una suposición vaga flota arededor de eso, si la gente de color, la gente queer, las mujeres y otras personas de otras minorías realmente disfrutaran la cerveza artesanal, las demografías de la industria lo demostrarían. Esta presunción, desde luego, pasa por alto muchas de las barreras existentes para entrar.

“Es demasiado fácil mirar los datos y asumir que hay un solo tipo de consumidor acá,” continúa Becker. “Si los datos de usuarios indican que tu base es hombres blancos entre 21 y 42 años, eso no significa que [debes] apuntar el mensaje de tu marketing con un tono de fraternidad, lo más posible. Eso significa que no estás haciendo lo suficiente para alcanzar a mujeres jóvenes y personas de color. En lugar de preguntar, ‘¿Por qué estas personas no nos siguen?’ la presunción común es, ‘a estas personas no les importa la cerveza artesanal.’”

“Según sé, si, a las personas de color, queers y otras minorías les gusta la cerveza artesanal,” dice Navarro. “Quizás hasta la adoran. No somos el foco durante todo el año, así que es fácil asumir que no nos interesa. La cerveza artesanal ha sido posicionada durante mucho tiempo como una cosa de hombres blancos, lo que ha estado siendo discutido y ha comenzado a cambiar lentamente.”

El bucle de retroalimentación creado por tales presunciones, reafirma la idea que la cerveza artesanal está hecha por y para personas blancas. Tales límites, impuestos en la forma tanto de microagresiones como otras agresiones más evidentes, funcionan para excluir a nuevos y potenciales consumidores. “Esos estereotipos vagos hacen difícil para los menos representados involucrarse en la cerveza artesanal,” comenta Navarro. “Es ridículo. He estado en esta industria por casi una década y aún llegan personas blancas—en su mayoría hombres—a preguntarme si realmente tomo cerveza. ¡¿En serio?!”

HABLEMOS SOBRE TRABAJO

Los problemas de la cerveza artesanal con la representación e inclusión no solo se extienden a sus consumidores, sino también a  aquellos que trabajan en la industria. Hoy, muchas microcervecerías se mantienen con falta de personal, amoldando trabajadores sobreexigidos entre roles deficientemente definidos, frecuentemente fracasan en tomar con seriedad la seguridad laboral, y ofrecen relativamente bajas compensaciones en el proceso. Como resultado, construir una carrera en la industria de la cerveza sigue siendo inaccesible para muchos.

“La mayoría de cervecerías artesanales ya se apoyan en la labor barata, y la nómina aún así continúa siendo la mayoría del costo del producto terminado,” dice Graham. “En todo caso, me gustaría ver precios más altos—no para reducir la accesibilidad, sino para hacer de la cerveza artesanal una carrera más viable.” Pero si los márgenes son estrechos, los ingredientes costosos, y muchas cervecerías ya establecen precios lo más competitivos posible, hay poco lugar para la maniobra, ¿no es así?.

“No puedes cuestionar de que manera pueden las cervecerías ser más diversas y al mismo tiempo justificar por qué estos puestos de trabajo no son atractivos,” comenta Becker. “Si te va mejor obteniendo un trabajo en un supermercado, ¿por qué razón alguien fuera de aquellos con el privilegio de vivir con menos tomaría alguno de esos puestos de trabajo? Y si te sorprende descubrir que la prosperidad es aún el dominio de una clase poco diversa, entonces no se que decirte.”

Si bien las pasantías no pagadas son poco comunes ahora, no es extraño para aquellos ávidos por trabajar en la industria ofrecer su tiempo gratis, a cambio de un poco de entrenamiento y la oportunidad de ganar algo de experiencia en una fábrica de cerveza—colocando a aquellos que se pueden permitir hacerlo en ventaja frente a aquellos que no pueden. 

Encima de esto, el sector de la cerveza artesanal destaca por sus bajos salarios. Puestos de producción y empacado en el Reino Unido varían, comenzando en alrededor de £20,000 ($28,000) anuales y raramente exceden £30,000 ($41,000) en cervecerías pequeñas—el salario promedio de un cervecero (no especificado por sector) es £21,811 ($30,351) de acuerdo con Payscale, y £24,260 ($33,758) de acuerdo con Glassdoor. En Estados Unidos, Payscale coloca el salario promedio de un cervecero en $37,000, y head brewer en $42,000, aunque datos de 2018 de la Brewers Association indica el salario promedio (a través de toda la línea de producción, fluctuando entre 1-500 a 40,000+ barriles por año) de un cervecero asistente alrededor de $35,000, y de un head brewer cercano a $48,000. Para empleados de taproom, la BA muestra salarios promedio (de nuevo, a través de los rangos de producción) variando entre $18,000 y $38,000. Hablando en términos generales, los salarios no se incrementan en línea con el costo de vida.

Considerando los cada vez más altos costos de vida, y el trabajo frecuentemente demandante físicamente que se espera en retorno, estas cifras no son generosas, o para muchos, incluso suficientes para vivir. Ya sea trabajo en un bar, o en producción, se espera frecuentemente de los empleados que hagan turnos largos, con inicios a muy tempranas horas o cierres muy tarde al final del día, y colocarse en situaciones con riesgo de lesiones (o enfermedad, como ha sido enfatizado durante la pandemia). Mientras tanto, la industria tiene pocos ejemplos de sindicalización exitosos, y como cita Jerard Fagerberg en un pasado artículo de Octubre, incluso “Budweiser, Miller, Coors, Pabst, Michelob, Schlitz, y Sam Adams viven todos de sus publicitados valores en la forma de afiliación a sindicatos.”

En su lugar, las cervecerías han contado por mucho tiempo con aquellos ya apasionados por la cerveza artesanal para aceptar tales sacrificios en función de hacer lo que aman. Más allá de asegurar que muchos en la industria estén sobreexigidos y mal pagados, esta actitud también sirve como una de las barreras más significativas para entrar.

“Las microcervecerías son pequeñas empresas que requieren inversiones multimillonarias, y hay demasiada actitud arrastrada desde las raíces del homebrewing como ‘suficientemente bueno es suficiente,’” dice Becker. “Aparte de las cervecerías que han crecido hasta un alcance nacional, los títulos no tienen valor y los salarios están fijados bastante por debajo del estándar de calidad de vida. Todo el tiempo me preguntan, como hacer para atraer más mujeres a trabajar en la cerveza artesanal, pero yo no puedo en mi sano juicio recomendar este trabajo a nadie—especialmente a otra mujer.”

Considerando que, en palabras de Becker, “la prosperidad es aún el dominio de una clase poco diversa,” los salarios miserables del sector son aún otro obstáculo que sortear en este camino a la diversidad, equidad e inclusión. A pesar que la representación como objetivo puede ser de por sí problemático—tratar los síntomas de un problema en lugar de las causas es un paliativo, en lugar de una cura—tiene un rol que jugar en la mejora de una industria poco diversa. Si los salarios proporcionaran oportunidades de trabajo a aquellos excluidos, un rango más diverso de personas se verían reflejadas por los profesionales de la industria, expandiendo potencialmente el atractivo de trabajar en la cerveza artesanal. Una contratación más diversa—y pagar salarios justos—es otra manera de abrir la industria. Actualmente, la cerveza artesanal descarta esta opción con su remuneración limitada y metodología de reclutamiento frecuentemente sesgada.

“La industria no paga a la mayoría de sus trabajadores lo suficiente para ser independientes, y nunca aconsejaría a alguien que tomase un trabajo en el que tendrán problemas para mantener sus costos de vida'', agrega Becker. “¿Cuántas cervecerías ni siquiera ofrecen días de vacaciones? Si eres lo suficientemente apasionado de la cerveza para querer sacrificar lo necesario para hacerlo funcionar, entonces ve por ello. Pero no lo aconsejaría.”

UTOPÍAS FUTURAS

La promesa de la cerveza artesanal de ser mejor que la cerveza corporativa a la que buscó alterar, parece haber tenido éxito—al menos a lo que concierne al líquido. Hay un abanico de estilos más amplio que nunca antes, y mucha más creatividad. Si el único propósito de la cerveza artesanal era contrarrestar la homogeneidad de la Light Lager, entonces esa batalla ha sido ganada. 

¿Pero a quién se hizo esa promesa? parece haber sido dirigida a los mismos “padres fundadores'' de la cerveza artesanal, o a aquellos como ellos. Las mujeres en la industria enfrentan acoso, objetificación y otras formas de misoginia; aquellos de entornos marginalizados o subrepresentados como los LGBTQ+, y comunidades negras y asiáticas permanecen discriminados y excluidos—en particular, se ignora y capitaliza a las comunidades negras

Hoy, la industria necesita reconocer la severidad de las amenazas existenciales que enfrenta, y admitir cuántas de esas amenazas fueron creadas por ella misma. Si realmente quiere reclamar la cuota perdida de mercado y ver un remonte en las ventas, debería dejar de obsesionarse con su viejo enemigo, la cerveza macro, y enfrentar los caminos a los que se ha negado a modernizar, o actualizar su sistema de valores para mantener el ritmo de una sociedad progresista. El crecimiento es posible de nuevo—pero no va a ganarse de manera fácil.

Para Becker, los problemas de la cerveza artesanal están todos vinculados. “Hasta que la cerveza artesanal no obtenga una mejor cuota de mercado, los salarios no van a incrementarse'', comenta. “En la medida que las cervecerías no tengan una nómina diversa porque los salarios no la garantizan, nadie va a tomar la iniciativa y nuestro mensaje no resonará más allá de nuestro núcleo, el cual es pequeño. Y continuaremos afirmando que somos algo—bienes artesanales—en realidad siendo otra cosa—bro culture.” 

Lo que sus opositores necesitan entender es que al aspirar a diversidad, equidad e inclusividad, no es simplemente haber “despertado,” “postureo ético,” o montarse en la ola. Se trata de asegurar la longevidad de toda la industria y desacoplar ese fatídico ouroboros. Al alcanzar a comunidades ignoradas de manera genuina y significativa—y hacerlo a través de un producto de alta calidad y bien hecho—las cuotas de mercado de la cerveza artesanal comenzarán a aumentar de nuevo. Si esos precios premium parecen más justificables, los salarios pueden aumentar—y las carreras en la industria podrían convertirse en más viables para cualquiera, no solo para aquellos que pueden permitirse aceptar un golpe financiero.

Puede ser que la promesa hecha por la cerveza artesanal durante todos esos años fuese cierta. La cerveza artesanal puede ser un lugar amigable donde los consumidores van a encontrar nuevas experiencias, creatividad y espíritu de colaboración. Para cumplir esa promesa, solo necesitamos colectivamente, comprometernos a ser mejores y a hacerlo mejor de lo que ha sido hasta ahora. Aquellos haciendo el trabajo de arrastrar a la industria al presente, a ofrecer un futuro alternativo al que se ofrece hoy, deben ser reconocidos, apoyados, compensados y acompañados, y su dirección y objetivos ampliamente legitimados. Ese trabajo no puede delegarse a unos pocos, o a aquellos que más lo necesitan.

Mientras que la cerveza artesanal experimenta una contracción prolongada, mientras navega los efectos de la pandemia, la urgencia y necesidad de alcanzar una audiencia más amplia nunca ha sido mayor. Para lograrlo, la industria necesita redoblar la apuesta en calidad, explorar canales de venta más generales, apartarse de la exclusión y visitar nuevas audiencias donde ellas están, con una mente abierta. Entonces, tal vez, veremos de lo que es realmente capaz la cerveza artesanal.

Textos, Lily WaiteIllustraciones, Colette Holston Language